jueves, 9 de diciembre de 2010

A unas horas del cierre de la COP16

José Clemente Rueda

Hoy en Cancún, el estado del tiempo no corresponde con el de una playa ubicada en el Caribe mexicano. En algunos sectores de Cancún ha llovido intensamente en las horas de la media tarde, el viento ha soplado fuertemente en casi toda la jornada.

En las calles, cuando menos lo que la ruta establecida por el gobierno mexicano permite ver, la cantidad de vallas y cercos de metal para resguardar el acceso a la zona cero (Cancún Messe y el Moon Palace) y la única vía que lleva a la zona turística se han incrementado. Los efectivos policiacos también han aumentado, cuando menos en cuanto a su cantidad.

El día de mañana, los cuerpos de seguridad, el personal de apoyo logístico desplegado en los recintos, los chicos de apoyo en el transporte les han comunicado que es el día “D”.

Es cuando se espera el mayor número de manifestantes y, como posibilidad, se pondera que los esquema de seguridad, que hasta han funcionado adecuadamente, puedan ser quebrantados por manifestantes infiltrados (es decir, que personas que cuentan con acreditación oficial de la Convención Marco) o bien que la cantidad de manifestantes en las calles pueda romper el esquema de control.

Es necesario decir, que la vigilancia también se encuentra presente en los recintos en que se realiza el evento. Personal de Naciones Unidas resguarda la integridad de los diplomáticos y de Christiana Figures, de parte del Presidente Calderón, su seguridad, aunque limitada en cuanto al número de elementos, es efectiva y es realizada por el Estado Mayor Presidencial.

Mientras que escribo estas anotaciones, las negociaciones continúan en el Monn Palace y, literalmente, el clima entre los diplomáticos se calienta, acá afuera, del lado de los observadores el clima de opinión es de incertidumbre.

Hay incertidumbre porque en lo aparente pueden llegar a gestarse acuerdos en áreas de carácter financiero y educativo, pero lo que es el objeto de la reunión, como lo fue en Copenhague, el de la reducción de emisiones sigue en vilo.

Las posturas en torno a este tópico son simples: algunos quieren que las condiciones del Protocolo de Kyoto no se modifiquen, algunos más que buscan que las declaratorias realizadas en torno al Acuerdo de Copenhague se ratifiquen, unos más que buscan extender el periodo de tiempo de negociación hasta la COP17 (Durban, Sudafrica).

Es decir, se puede lograr un acuerdo mínimo sobre uno o dos temas, incluso de carácter hibrido y al mismo dejar pasar lo de la reducción de emisiones para el próximo año vía la extensión de mandato de la Conferencia de las Partes a que los Grupos de Trabajo Especial del Protocolo de Kyoto y de Cooperación de Largo Plazo se amplíen nuevamente.

Ahora bien, considerando la forma en que cerró la COP15 en diciembre del año pasado, para el gobierno mexicano, el solo hecho de que se haya logrado que los países vuelva a las mesas de negociación ya puede considerarse como algo positivo para el mismo proceso de negociación (aunque el hecho de que sea algo positivo no debe leerse como un éxito) un proceso que necesariamente requeriría extenderse.

En ese escenario, podría considerarse como un éxito la Cumbre de Cancún si el gobierno mexicano logra firmar uno o dos acuerdos de carácter temático y lograse amarrar una declaración política de parte de la Conferencia de las Partes en el sentido de que los participantes del segmento de Alto Perfil se comprometan a concluir el proceso de negociación en la COP17

México, Cancún, Quintana Roo
09 de diciembre de 2010

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