José Clemente Rueda Abad
Ayer por la tarde llegue a Cancún, procedente de la Ciudad de México. A mi arribo un calor de 26°C y un mar de gente en las afueras del aeropuerto internacional de esta ciudad. Cancún es un lugar que vive del turismo nacional, pero fundamentalmente del que procede del extranjero. Las calles siempre limpias, semáforos pertinentemente colocados, las carreteras tienen las señalizaciones con luces parpadeantes de color neón. Eso es lo que se ve en la zona hotelera, la parte que se ve y que los habitantes de la zona se encargan de mantener de manera adecuada para los visitantes.
Para llegar del aeropuerto al hotel donde me hospedare los próximos días, vino la primera decisión: seleccionar entre un taxi seguro o un transporte de carácter colectivo. Los taxis normalmente en este destino turístico cobran poco menos de 400 pesos mexicanos(eso dice la pagina oficial de la COP16). No obstante, estas dos semanas de diciembre no son como las semanas normales, en consecuencia, el precio de un taxi seguro rentado de manera individual sale en por lo entre 500 y 600 pesos.
En consecuencia, he debido optar por un transporte de carácter colectivo que hace el mismo recorrido por un costo de 150 pesos. Son camioneta tipo van de color blanco, con capacidad para 10 personas por cada viaje.
En el aeropuerto, hay un stand de la COP16 en el cual me obsequiaron un mapa de la Ciudad y un plan de desplazamiento para moverse del hotel a las sedes de la COP. El gobierno mexicano ha implementado una serie de rutas que llevan de la zona hotelera a Cancunmesse y al Moon Palace. Son 9 rutas en total. Su servicio es durante todo el día, de las 7 de la mañana a las 24 horas y es gratuito.
En breves charlas con personal del hotel, me comentan que la demanda de habitaciones no ha sido muy amplia comparada con los periodos vacacionales, pero que la semana pasada, la primer semana de la COP, la cobertura de cuartos ha sido muy buena, pero el fin de semana ha descendido considerablemente.
Viendo el asunto logístico del desplazamiento de la zona hotelera existen dos grandes complejidades: primero, la zona de trabajo, donde están desarrollándose las conversaciones de la COP, está relativamente alejada de los hoteles y aun más lejos de la Villa de Cambio Climático.
El tiempo en los autobuses utilizados por el gobierno federal tardan en promedio 20 minutos en llegar al Cancunmesse (por este lugar tiene que pasar todos y cada uno de los asistentes acreditados por la CMNUCC ya que ahí es donde se canjean las acreditaciones electrónicas por los gafetes oficiales de la reunión)
Viendo un segundo aspecto del mismo recorrido, es necesario decir que existen retenes de inspección en varios puntos del trayecto hacia las sedes del evento. Lo singular es que a los autobuses no los molestan en los retenes policiacos, sin embargo, los autos particulares si son revisados minuciosamente.
Logísticamente estos retenes operan como filtros en un esquema de seguridad de grandes dimensiones.
Las sedes del evento, hay que decirlo, son bunkers que se encuentran vigilados al máximo posible, aunque todas las personas con quienes tuve la oportunidad de platicar ayer en el Cancunmesse, tienen un trato amable y cortes, están conscientes que las manifestaciones de los grupos sociales pueden hacer que las presiones y mecanismos de control se incrementen para la semana que recién inicia.
Los filtros de seguridad que se encuentran en el trayecto entre la zona hotelera y las sedes del evento tiene la intención de desactivar las manifestaciones de grupos sociales, por ello, si un reten es vulnerado existe un segundo, un tercer, un cuarto y hasta un quinto y sexto retenes para cuidar esa parte de la logística. Ahora bien, en el acceso al Cancunmesse tiene más de un filtro de seguridad. Y por todos ellos debe de pasar todos aquellos ciudadanos del mundo que cuentan con una acreditación oficial de la CMNUCC
México, Cancún, Quintana Roo, 5 de diciembre de 2010.
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