miércoles, 2 de marzo de 2011

“EL MUNDO DESPUÉS DE LA CUMBRE DE CANCÚN”

                                                 Verónica Miranda Estrella

Lo prometido es deuda y, palabra de hombre es palabra de honor, dice un dicho y dice bien, pues el Embajador Luis Alfonso de Alba, frente académicos, investigadores, estudiantes y público general, que lo escucharon durante su presentación en el Primer Coloquio Internacional del Programa de Investigación en Cambio Climático, el 11 de noviembre de 2011, en el Auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, dio su palabra de regresar a la UNAM para dar cuenta de lo sucediera en Cancún. Y cumplió.

El pasado 24 de febrero, el Embajador de Alba se presentó en el Auditorio del Centro de Ciencias de la Atmósfera para saldar su compromiso con la UNAM.

Ante estudiantes de diversas instituciones, integrantes del sector privado y organizaciones no gubernamentales, el Representante Especial para Cambio Climático de la Secretaria de Relaciones Exteriores ante la Convención Marco de las Naciones Unidas para Cambio Climático impartió la Conferencia: “El mundo después de Cancún” en donde dio a conocer el estado de las negociaciones internacionales del clima tras la Conferencia de las Partes 16, desarrollada en Cancún, Quintana Roo, del 29 de noviembre al 10 de diciembre de 2010.

El Embajador de Alba Góngora habló del procedimiento en las negociaciones y del papel que jugó México ante un escenario de polarización y desconfianza creada por los resultados obtenidos en Copenhague, Dinamarca; pues la molestia de las partes (de algunos países expresada y de otros no) giró en dos ejes: uno fue la falta de avances así como la manera en que se desarrollo el proceso y el otro la falta de equilibrio en los acuerdos, dando como resultado en la Conferencia de las Partes 15, una frustración generalizada.

Con este panorama previo a Cancún, México tomó la presidencia entregada por Dinamarca al término de la COP15 y en ese período de transición de una Conferencia a la otra, México se dio a la tarea de reconstruir la confianza entre los actores, realizando visitas a distintos países en donde hubo negociaciones en torno al tema, lo cual, además, sirvió para generar la imagen de México en el ejercicio de la Presidencia de la Conferencia.

México trabajo en los procesos de negociación de la COP16, con inclusión y trasparencia. La metodología implementada se basó en la composición de variables temáticas de cada uno de los puntos a tratar y la trasparencia del proceso a puerta abierta.

De acuerdo al Embajador de Alba, el éxito de Cancún se puede medir por el nivel de confianza generado entre los países, así como en los contactos establecidos y la diversidad de temas que se abordaron. La Presidencia mexicana además de lo antes dicho fungió como mediador entre las exigencias de los países desarrollados y los países en desarrollo y de esta mediación se gestaron una serie de decisiones: “Los Acuerdos de Cancún” que representan una agenda de trabajo equilibrada que tendrá que irse instrumentando a lo largo del tiempo, dentro de calendarios programados.

La equidad y el multilateralismo fueron las claves de los resultados de la COP16. México estuvo en el proceso desde el principio, dividió responsabilidades (2 ministros por tema), presidió la COP un negociador internacional y buscó en todo momento mantener la confianza de las partes y el equilibrio en cada una de las sesiones. Aunque se “abrió una caja de pandora” pues las Conferencias de las Partes habían sido presididas por ministros de Medio Ambiente, y, hoy mismo, la duda es quién presidirá la COP en Durban Sudáfrica, si el ministerio de medio ambiente o el de asuntos exteriores de ese país africano.

Ahora todas las expectativas y las miradas las tiene Durbán, donde se espera que se concrete el segundo período de aplicación del Protocolo de Kioto, pero, como lo mencionó el Embajador, no necesariamente se debe esperar hasta Sudáfrica, pues en Cancún hubo acuerdos en los que hay que trabajar, ya se tienen las bases, se debe revisar y crear las medidas adecuadas para avanzar para no caer solo en la retórica.

El proceso de negociación ya está dividido en tres etapas:

1. Las decisiones ejecutables, los cuales son los acuerdos que ya se deben ejercer por estados y países.
2. Las negociaciones que comparten responsabilidades con Sudáfrica, es decir los acuerdos inconclusos, y
3. Las decisiones que no están en las condiciones políticas adecuadas por lo que hay que crearlas, y esas son las negociaciones atoradas.

Éste fue el panorama explicado por el Embajador de Alba el jueves 24 de febrero en el Auditorio del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

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